¿Por Qué Importa Tanto?
Quizá no lo hayas notado, pero una buena parte de nuestro estrés laboral no viene de grandes errores… Viene de esos mensajes que escribimos corriendo, esos correos que alguien “mal interpreta”, ese CV que no suena nada a ti. ¿Te suena? Yo también he sentido ese “fun fact”: escribir bien puede abrir (o cerrar) más puertas de lo que creemos. Por eso, entender que es el lenguaje escrito y sentirte cómodo usándolo puede convertirte en la persona que todos quieren en su equipo.
Y antes de que creas que esto sólo es útil para redactores o traductores, piensa en cuantos mensajes, informes, posts, o mails has escrito esta semana. Exacto: aquí estamos todos.
La Esencia Invisible Del Éxito
¿Qué es realmente el lenguaje escrito?
No, no es sólo poner palabras en un mail… El lenguaje escrito es ese sistema que nos inventamos (literal, lo creamos los humanos hace miles de años) para comunicar ideas con signos, letras, emojis, lo que sea, y que quede guardado en algún lugar: papel, pantalla, chat, pizarra, tú eliges según expertos en comunicación. Pero aquí viene la diferencia poderosa: a diferencia del Que es el lenguaje oral, el escrito no es natural, nadie nace sabiendo escribir un WhatsApp perfecto. Eso se aprende, se entrena, se pule… y todos podemos mejorarlo, incluso tú y yo.

¿por qué nos cuesta tanto?
Es sencillo. Hablar es instinto, pero escribir ¡oh, escribir! requiere pensar… y repensar… y borrar… y mejorar. El lenguaje escrito es un arma doble filo: nos ayuda a dejar mensajes claros y meditados, pero también es fácil que un recado “neutro” suene frío o cortante. Lo bueno: aquí si puedes editar antes de darle a “enviar”.
Ejemplo rápido:
¿Recuerdas esa vez que le mandaste a tu jefe un mensaje cortito porque tenías prisa (“Ya está listo el informe.”) y después sentiste que sonaba a “No me importa nada”? Eso es el lenguaje escrito en modo saboteador… Pero, bien usado, puede ser tu mejor aliado en entrevistas, presentaciones o ese correo con el que consigues tu ascenso.
No Es Magia… Son Reglas Y Práctica
¿por qué tiene tantas reglas?
Una de las gracias (o complicaciones) del lenguaje escrito es que usa reglas para intentar que el mensaje se entienda igual, incluso si lo lees hoy, mañana o el año que viene[2]. No importa si fue un egipcio tallando jeroglíficos, o tú dejando una nota a tu futuro “yo”: la idea es que tu mensaje traspase el tiempo y el contexto.
Y sí, aquí entran cosas tipo ortografía, coherencia, estructura… No para sonar más inteligentes, sino para evitar malentendidos y hacerte ver profesional aunque escribas sólo dos líneas.
Ejemplo real de vida:
Cuando empecé a buscar trabajo todo era nervios y plantilla de CV bajada de internet. Después de la tercera entrevista fallida, una amiga me dijo: “Lee como suena tu CV… ¡pareces robot!” (Tenía razón, era insalvable). Redactar mi historia de forma auténtica, clara y bien escrita cambió todo. El siguiente correo ya no era ignorado. Pequeño detalle, gran diferencia.
¿Y si me equivoco?
Todos los días alguien en la oficina se equivoca redactando… y casi nunca pasa nada grave. La clave está en revisar. El lenguaje escrito siempre ofrece la opción de corregir antes de compartir. ¿El truco? Es leerlo “como si fueras el otro”. Y, si aún así dudas… pide a alguien más que lo lea. Cuatro ojos ven más que dos, ¿no crees?
No Es Solitario: El Lenguaje Escrito Y Sus Primos
¿Cómo se relaciona con otros lenguajes?
Aquí viene una cosa que poca gente comenta: el lenguaje escrito no existe solo. Es como esa prima tímida en las reuniones familiares… Siempre va de la mano con el Que es el lenguaje oral (el que usamos hablando cara a cara) y cada vez más con el que es el lenguaje visual. Piensa en presentaciones, memes, gráficos, hasta hojas de Excel con emojis.
Sabías que muchos mails que parecen “fríos” mejoran (y mucho) cuando agregas un elemento visual? Un emoji, un gráfico simple, una estructura en bullets. A veces por puro miedo a sonar informales, creamos mensajes que ni nosotros mismos entenderíamos si llega en otro contexto.
Anécdota de oficina:
Estuve en una empresa donde nadie entendía los procedimientos… Hasta que una compañera diseñó unos pósters coloridos y los pegó al lado de las instrucciones escritas en la cocina. Todo fluyó. Nadie preguntó más “¿cómo uso la cafetera?”… Ahí ves cómo el que es el lenguaje visual y el escrito pueden ser el dream team.
Una Herramienta Para El Futuro Laboral
¿De verdad marca la diferencia?
Vamos a lo concreto. Si buscas crecer profesionalmente, cambiar de empleo, convencer a tu jefe de un proyecto o integrarte en un nuevo equipo… tu habilidad con el lenguaje escrito puede ser justo “eso” que te hace destacar. ¿Por qué? Porque todo el mundo escribe, pero pocos logran ser claros, empáticos y auténticos escribiendo.
Un mensaje bien escrito transmite confianza. Un correo sin rodeos, pero cálido, puede resolver el drama de una semana en apenas dos minutos. Un CV que refleja tu voz real puede abrir la puerta de esa entrevista a la que hoy ni te animas a postularte. Eso sí, tampoco es cuestión de armar una novela… a veces, menos es más.
¿Y si no soy bueno escribiendo?
Primero: no existe “ser malo”; sólo estilos y poca práctica. Mi consejo realista: obsérvate. ¿Escribes igual en WhatsApp que en tu correo al jefe? ¿Te atreves a mostrarte un poco más humano, aunque sea con un “¡Gracias por la ayuda!”? Gran parte del desarrollo profesional hoy pasa más por conectar que por impresionar.
Pequeño ejercicio para hoy:
Piensa en un mail que debas enviar esta semana. Léelo antes de dar click en enviar. Si leerlo en voz alta te da un poco de pena… cámbialo. Si te suena “humano” y claro, vas bien.
Más Allá Del Trabajo: Escribir Para Preservar
De papiros a Google Docs… nada se pierde
No podemos olvidar que que es el lenguaje escrito es el puente entre el pasado, el presente y el futuro laboral. Sin registros escritos no habría forma de saber cómo se hacía el trabajo hace cien años ni de aprender de los errores… ni siquiera de recordar tus propias presentaciones.
Gracias a nuestra capacidad de escribir (y leer lo que otros dejaron), podemos aprender del pasado y soñar con lo que viene. Te aseguro que gran parte de los líderes que admiras, han escrito mucho más de lo que han hablado (y no te lo dicen).
Ejemplo cercano:
¿Te imaginas empezar tu carrera cada lunes desde cero, sin saber qué pasó el viernes anterior? Escribir notas simples, resúmenes de reuniones, o hasta ese “manual para dummies” que dejas a tu reemplazo algún día… todo eso es futuro, y es crecer profesionalmente… aunque suene aburrido.
Cierra Tu Correo, Abre Puertas
Lo que nunca te dice tu jefe
Muchos creen que un “buen profesional” es quien más sabe… Pero, en realidad, suele ser quien mejor se comunica. Quien sabe cuándo es momento de dar una explicación extensa y cuándo de cerrar con un “¿Todo bien por allá?”.
Dominar que es el lenguaje escrito no es sólo escribir bien… es entender el poder de ponerle voz a tus pensamientos y que lleguen, de verdad, al otro lado. ¿Y lo mejor? Puedes empezar ya mismo, hoy, con lo próximo que vayas a escribir.
Pequeño empujón final:
¿La próxima vez que tengas que escribir algo… qué tal si pruebas hacerlo un poquito más humano? Cuéntalo como si le hablaras a alguien que aprecias. Verás como cambia todo.
¿Listo Para Transformar Cómo Te Comunicas?
Entonces… la próxima vez que dudes, recuerda que que es el lenguaje escrito no es un obstáculo, sino ese superpoder laboral que no enseñan del todo en la universidad. Te ayuda a crecer, a destacarte, a conectar de forma real y a dejar huella sin tener que gritar.
Empieza por lo más pequeño: ese correo, esa nota, ese CV. No tienes que ser Borges, solo necesitas ser auténticamente tú.
Ah, y si te entró la curiosidad sobre cómo complementa lo que dices en vivo (ese speech en la próxima junta, esa charla con RRHH), échale un ojo a Que es el lenguaje oral. O si alguna vez te preguntaste por qué algunos mensajes escritos “entran por los ojos”, el secreto está en mezclar palabras con imágenes: mira que es el lenguaje visual.
Escribir (bien o mal) siempre será parte de tu historia profesional. ¿Por qué no hacerlo tu aliado? Cuéntame, ¿has notado alguna vez cómo un mensaje escrito cambia todo en tu entorno de trabajo?












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